Misión OSIRIS-REx de la NASA: 250 gramos de material del asteroide Bennu llegan a la Tierra

El equipo desplegado en el desierto de Utah ha trasladado a una sala limpia móvil la cápsula que ha viajado a bordo de la nave OSIRIS-REx. Las muestras que contiene ayudarán a estudiar el Sistema Solar y a preparar futuras misiones de defensa planetaria.

Han sido 10 minutos de vértigo pero la cápsula con 250 gramos de material de un asteroide llamado Bennu ya ha llegado al desierto de Utah, en EEUU. Se trata de las muestras de polvo y roca recogidas el 20 de octubre de 2020 por una nave espacial de la NASA, OSIRIS-REx, que fue lanzada en septiembre de 2016 y que este mediodía diligentemente ha liberado en el espacio la cápsula con el material cuando se encontraba a unos 100.000 kilómetros de la Tierra, culminando una aventura de siete años. Después, la nave ha desviado su trayectoria para comenzar una nueva misión, OSIRIS-APEX (OSIRIS-Apophis Explorer) para explorar el asteroide Apophis, al que llegará en 2029.

Entretanto, la cápsula con polvo y roca del asteroide Bennu, que a las 16.42 horas entró en la atmósfera terrestre a una velocidad de 44.500 kilómetros por hora, fue reduciendo su velocidad con la ayuda de dos paracaídas hasta caer en el desierto. La cápsula tocó tierra a las 16.52 horas (hora peninsular española), tres minutos antes de lo previsto. Inmediatamente, el equipo de rescate desplegado en el campo militar de pruebas Dugway ha ido a recuperar la cápsula, cuyo contenido ayudará a estudiar los orígenes de nuestro sistema solar y a preparar futuras misiones de defensa planetaria para desviar asteroides que puedan suponer una amenaza para nuestro planeta.

Los científicos creen que Bennu se formó a partir de los pedazos de un asteroide mucho más grande en el cinturón de asteroides después de una colisión catastrófica que habría tenido lugar hace entre 1.000 y 2.000 millones de años. Los astrofísicos sostienen que los asteroides como Bennu podrían haber liberado moléculas orgánicas y agua mediante colisiones con la Tierra hace miles de millones de años.

El otro aspecto importante para emprender una misión como ésta, añade Paganini, es la defensa planetaria: «El estudio de estos componentes nos permite entender mejor su composición de cara a posibles asteroides que puedan tener un curso peligroso para la Tierra», señala.

Este asteroide se aproxima a la Tierra cada seis años aproximadamente -lo que ha facilitado también mandar allí una nave espacial-. Aunque hasta hace poco la NASA estimaba que había una posibilidad entre 2.750 de que Bennu chocara contra la Tierra el 24 de septiembre de 2182, las últimas revisiones de la órbita apuntan a que el riesgo es menor al que se había estimado, y parece que hasta el año 2300 no habría prácticamente riesgo de colisión, pues la NASA considera que un choque «es muy improbable». En un futuro más lejano, esta roca de 500 metros podría potencialmente chocar contra la Tierra o Venus, pero de momento, según admite la NASA, no pueden hacer predicciones precisas.

Hace un año, la NASA consiguió por primera vez desviar la trayectoria de un asteroide, con una misión llamada DART con la que ensayó una de las técnicas que se espera que puedan ser usadas en el futuro cuando se detecte una roca que se dirija a la Tierra: fue capaz de alterar la órbita del asteroide Dimorphos alrededor del asteroide Didymos en 32 minutos.

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2023/09/24/6510127fe4d4d86c6f8b4597.html

Adrián Medín Gestal (4ºC ESO)