Apple permitirá la descarga de aplicaciones iOS directamente desde páginas web en la UE

La nueva función brindará a los desarrolladores una nueva forma de distribuir aplicaciones iOS en los mercados de la UE sin la necesidad de una tienda de aplicaciones separada.
-Apple ha anunciado este martes que planea permitir en breve que los desarrolladores distribuyan sus aplicaciones de iOS directamente desde páginas web en los países de la Unión Europea (UE).

-La nueva función, que entrará en vigor «esta primavera», brindará a los desarrolladores una nueva forma de distribuir aplicaciones iOS en los mercados de la UE sin la necesidad de una tienda de aplicaciones separada, siempre y cuando cumplan las reglas de Apple.
-«Las aplicaciones ofrecidas a través de Web Distribution deben cumplir con los requisitos de certificación notarial para proteger la integridad de la plataforma, como todas las aplicaciones de iOS, y solo pueden instalarse desde un dominio de sitio web que el desarrollador haya registrado en App Store Connect», explica la compañía de la manzana en un comunicado.

https://www.eitb.eus/es/noticias/tecnologia/detalle/9446083/apple-permitira-descarga-de-aplicaciones-ios-directamente-desde-paginas-web-en-ue/

Samuel González Fernández (4ºC ESO)

La nueva madurez; anatomía de lo que supone ser un ‘millenial’ de mediana edad

Esta generación no cumple los criterios de «edad adulta» de sus padres, pero eso no es necesariamente malo.

Para hacerse una idea de cómo ha cambiado la mediana edad en el mundo occidental, basta con echar un vistazo a la comedia de 1991 El padre de la novia, en la que los actores Steve Martin y Diane Keaton interpretan a padres de unos 40 años. La conversación en torno a un tuit viral de 2022 en el que se denunciaban esas representaciones coincide en gran medida: sea cual sea el ideal de mediana edad de la película, no se parece al de los 40 años de hoy en día.

Sí, la mediana edad es diferente ahora: en la moda, en la actitud juvenil y en los fríos y duros números. La mayoría de los días, sin hijos, sin marido, sin hipoteca, no me considero una «verdadera» adulta a los 37 años, al menos no del calibre de Keaton-Martin. Claro, algunas personas de mi generación pronto tendrán hijos con edad suficiente para casarse. Pero muchos acaban de tener sus primeros hijos (la edad media de las madres que dan a luz aumentó a los 30 años entre 1990 y 2019) o, como una quinta parte de los adultos, no planean tener hijos en absoluto.

A medida que los millennials llegan a la mediana edad, las difíciles realidades financieras y culturales nos dejan a muchos de nosotros con una sensación similar de que no estamos viviendo a la altura de los estándares de la edad adulta moderna. Pero las ideas cambiantes sobre el envejecimiento también están dando forma a nuestro comportamiento en la mediana edad de nuevas maneras, creando más espacio para los logros y la aventura.

La presión económica retrasa la formación de una familia y la adquisición de una vivienda

Reescribir las reglas del desarrollo no es nada nuevo para los millennials. Ya a principios de la década de 2000, los científicos sociales observaron que los millennials más mayores (los nacidos en torno a 1981, aunque el año exacto de corte sigue siendo objeto de debate) no alcanzaban los hitos típicos de terminar los estudios, conseguir trabajo, casarse y tener hijos, dice Karen Fingerman, profesora de desarrollo humano en la Universidad de Texas en Estados Unidos y directora del Consorcio de Envejecimiento y Longevidad de Texas.

Casi cuarto de siglo después, seguimos retrasando tanto el matrimonio como la maternidad, afirma Carolina Aragão, que estudia las tendencias sociales y demográficas en el Pew Research Center. Su investigación muestra que el porcentaje de adultos de 30 a 34 años casados ha descendido más de un 10% en las dos últimas décadas. La edad media de la primera maternidad en 2021 fue también de 27,3 años, la más alta de la historia, y otra encuesta reciente de Pew reveló que el 44% de los adultos no padres de entre 18 y 49 años planeaban seguir siéndolo.

Las presiones económicas están afectando al calendario de estos hitos. Sobre todo si tenemos en cuenta el sistema universitario estadounidense. Un informe de 2024 de la Asociación Nacional de Agentes Inmobili arios descubrió que un tercio de los millennials de más edad debe más de 40 000 dólares (unos 37 000 euros) en préstamos estudiantiles, y que retrasamos la compra de viviendas «principalmente» debido tanto a esa deuda como a los altos costes de alquiler, que nos impiden ahorrar para un pago inicial.

Entre hipotecas, asistencia sanitaria, cuidado de ancianos y niños, la mediana edad siempre ha sido cara, pero para los millennials está resultando especialmente aplastante. Según un artículo de investigadores del Center for Household Financial Stability, el ahorro de los millennials estadounidenses en 2016 fue de 23 200 dólares (poco más de 20 000 euros), un 34% menos que los ingresos esperados según las tendencias históricas.

Los millennials se enfrentan a expectativas de una época pasada

La teoría de un fenómeno universal de «crisis de la mediana edad» ha sido desacreditada desde hace mucho tiempo, dice Margie Lachman, profesora de psicología en la Universidad de Brandeis (EE. UU.) que se centra en la mediana edad. En realidad, sólo un pequeño porcentaje de personas dicen haberla experimentado, y la crisis puede producirse a edades muy diferentes. En cambio, la mediana edad ha sido históricamente un momento para dejar de centrarse en uno mismo y centrarse en los demás, para encontrar sentido a través de convertirse en mentor de alguien o involucrándose en el activismo.

Un cambio de enfoque hacia los demás también implica hacer malabarismos con las prioridades y un aumento del estrés, dice Lachman. Durante este periodo, es probable que una persona desempeñe la constelación más amplia de papeles: padre, cónyuge o pareja, hermano, compañero de trabajo o jefe, líder de la comunidad, amigo y, a veces, incluso abuelo, dice: «La gente realmente depende de ti, tirando quizás en diferentes direcciones».

Pero la doble tendencia de los millennials a tener hijos más tarde y de los padres a vivir más tiempo intensifica este fenómeno de la «generación sándwich». Aunque la sensación de control sobre la propia vida suele alcanzar su punto álgido en la mediana edad, dice Lachman, las generaciones nacidas más recientemente se sienten progresivamente menos en control que las generaciones anteriores.

Y añade que los millennials no sólo tienen que equilibrar estos papeles, sino que también se enfrentan a la inestabilidad laboral, la agitación geopolítica, el coste de la vida y la inflación, y el auge de las redes sociales.

Entonces, ¿cómo es posible que los millennials sigamos midiendo nuestro crecimiento con parámetros de otro siglo? Fingerman y otros científicos sociales lo llaman «retraso cultural». «No es que uno ‘fracasara’ o no aprovechara la oportunidad», dice Fingerman; «lo que ocurrió fue que esos marcadores desaparecieron y el mundo se volvió menos estructurado».

Sin una estructura que nos apoye, pero con estas normas rezagadas, muchos millennials se quedan con una sensación de adolescencia prolongada. Por ejemplo, Anna Schumann, que a sus 38 años se siente frustrada porque su vida no parece lo bastante estable como para tener hijos. No ser capaz de alcanzar los objetivos financieros, «hace que mi crecimiento personal también se sienta atrofiado. En muchos sentidos, todavía me siento como una niña; me pregunto si eso cambiará algún día», dice.

Cambiar los estándares de la mediana edad puede ser algo bueno

Pero, con la falta de estructura también viene una floreciente flexibilidad, y algunos millennials se sienten entusiasmados con la idea de permanecer «jóvenes» más tiempo. Los avances biotecnológicos ayudaron a aumentar la tasa de fertilidad de las madres de entre 40 y 45 años en un 132% entre 1990 y 2019, dando a las mujeres más tiempo antes de la maternidad que nunca. Datos nacionales recientes sobre tendencias sanitarias muestran que la independencia en la última etapa de la vida va en aumento, con un menor número de adultos mayores de 72 años que declaran tener necesidades de autocuidado y movilidad insatisfechas y un salto del 10 por ciento en las personas con «alta capacidad física» en ese grupo de edad (alcanzando casi un tercio) entre 2011 y 2019. El resultado es un amplio lienzo que los millennials están llenando de multitud de nuevas formas.

Una de esas formas es viajar. Radha Vyas, consejera delegada y cofundadora de la empresa de viajes para grupos de mediana edad Flash Pack, considera que la popularidad de su negocio se debe en parte a que los millennials destinan el dinero ahorrado a nuevas prioridades. Los Flash Packers suelen ser solteros y sin hijos; muchos viajan tras un despido. «La sociedad ha cambiado», dice; «ya no existe el trabajo seguro; quizá nunca quieran sentar la cabeza y quizá nunca quieran tener hijos». Entonces, se preguntan, ¿y ahora qué?

Al perder las estructuras tradicionales de la edad adulta, los millennials también han ganado una nueva libertad, dice Fingerman, dejando espacio para una versión de la edad adulta en la que «no tienes que dejar el hogar paterno para ser adulto; no tienes que casarte para ser adulto». Tomemos como ejemplo el aumento de la popularidad de la convivencia, las tendencias en desarrollo o el auge del nomadismo digital. «Si tu identidad está menos limitada por la necesidad de alcanzar un objetivo social específico, eres más libre para obtener significado de otras experiencias», afirma.

¿Y si ahora la madurez significa algo nuevo? se pregunta Fingerman. En lugar de perseguir lo que pueden parecer objetivos imposibles, tal vez signifique «ver las limitaciones de tu vida pero adaptarte a ellas», utilizar esas limitaciones para desencadenar un proceso de autodefinición y exploración.

«Si el guión no está tan claro como antes, más vale aprovecharlo, ¿no?». dice Lachman; «puede ser emocionante. Tienes la oportunidad de determinar cómo es tu propia mediana edad».

https://www.nationalgeographic.es/historia/2024/04/millenials-crisis-40-nueva-madurez-sociologia-cambio

Carlota Rumbo Lesta (4ºA ESO)

Un estudio revela cambios climáticos en el Pirineo Central en los últimos 2500 años

Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el que ha participado un equipo internacional de científicos revela los cambios climáticos que se han producido en el Pirineo Central durante los últimos 2.500 años mediante el análisis de estalagmitas.
El trabajo es pionero la cordillera aragonesa, donde las reconstrucciones del clima de los últimos 20 siglos se han realizado siempre a partir de anillos de árboles y registros lacustres, informa la agencia estatal.
Las estalagmitas de las cuevas actúan de forma similar a las cajas negras de aviones, ya que registran las condiciones climáticas que ocurrieron durante su formación y gracias a ellas, este estudio ha establecido los cambios de temperatura registrados en el Pirineo Central en ese periodo.

El trabajo, que acaba de ser publicado en la revista científica Climate of the Past, ha estado liderado por los investigadores del CSIC Ana Moreno, del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), y Miguel Bartolomé, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) e Instituto Suizo de Espeleología y Estudios Kársticos (SISKA), y se ha llevado a cabo en colaboración con un equipo internacional compuesto por investigadores e investigadoras de instituciones de España, Suiza, Austria, China y Estados Unidos.
Moreno explica que, a través del análisis geoquímico de las estalagmitas, y una vez establecido con detalle el marco cronológico en el que se formaron, es posible conocer las variaciones climáticas que han afectado a una región determinada a escalas temporales de cientos a miles de años.
«El estudio de los cambios climáticos del pasado permite de esta manera contextualizar el actual cambio global en un contexto espacio-temporal más amplio y ahondar en los mecanismos de cambio climático natural en tiempos pasados. «Sin embargo, es una reconstrucción cualitativa del clima porque esas variaciones detectadas no pueden cambiar la temperatura en grados centígrados», lamenta Moreno, quien avanza que la segunda fase del estudio intentaría conocer las temperaturas exactas, para lo que se requieren otros métodos.
El análisis realizado presenta un registro compuesto por ocho estalagmitas obtenidas en cuatro cuevas localizadas dentro del Geoparque del Sobrarbe y del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo Central, e incluye isótopos estables y elementos traza del carbonato que forman estos depósitos.
La comparación de los análisis isotópicos del oxígeno de estalagmitas recientes con las variaciones climáticas de la zona en el periodo instrumental (los últimos 100 años) indica que
la temperatura, y en menor medida la precipitación, han determinado la composición geoquímica del carbonato.
El conjunto de estos datos obtenidos se compara con otras reconstrucciones climáticas a escala local, regional, ibérica y europea (lagos, glaciares y otras estalagmitas), mostrando un alto grado de coherencia.
Así, se ha visto que, en el Pirineo Central, el Periodo Romano, -especialmente los años 0-200 de nuestra era-, la Anomalía Climática Medieval, parte de la Pequeña Edad de Hielo y la Era Industrial representan los períodos más cálidos, mientras que las décadas más frías ocurrieron durante la baja Edad Media y la mayor parte de la Pequeña Edad de Hielo, asociadas a eventos volcánicos y al aumento de las manchas solares.

https://www.msn.com/es-es/noticias/other/un-estudio-revela-cambios-clim%C3%A1ticos-en-el-pirineo-central-en-los-%C3%BAltimos-2-500-a%C3%B1os/ar-AA1nRbM7

Adrián Medín Gestal (4ºC ESO)

¿Cuáles fueron los primeros animales que aprendieron a brillar?

Cientos de plantas, hongos y animales pueden hacerlo. Ahora la comunidad científica cree que la bioluminiscencia puede haber evolucionado hace 540 millones de años en los antiguos océanos de la Tierra.

Desde las luciérnagas a los gusanos luminosos, pasando por las algas y los calamares, una deslumbrante variedad de organismos puede realizar un acto de magia: generar su propia luz mediante un proceso conocido como bioluminiscencia. Y no es sólo una maravilla estética. Ha evolucionado de forma independiente al menos 100 veces en la naturaleza y tiene docenas de usos diversos, desde atraer a las presas hasta asustar a los depredadores o  hacerle un guiño a una posible pareja.

Pero, ¿cuándo desarrolló la vida por primera vez la capacidad de brillar en la oscuridad? Durante décadas, la comunidad científica pensó que el ejemplo más antiguo de bioluminiscencia animal se encontraba en un diminuto crustáceo marino conocido como ostrácodo, que vivió hace 267 millones de años y podía iluminarse a sí mismo. Pero un nuevo estudio, publicado esta semana en Proceedings of the Royal Society B, ha situado el inicio de la bioluminiscencia mucho, mucho más atrás.

Mediante el estudio de un grupo de criaturas de aguas profundas llamados octocorales, a menudo bioluminiscentes, los científicos han llegado a la conclusión de que compartieron un antepasado primigenio portador de luz que vivió hace 540 millones de años. Esta criatura habría aparecido durante la Explosión Cámbrica, un periodo de la historia de la Tierra de actividad evolutiva aparentemente sobrealimentada en el que aparecieron por primera vez muchos de los principales grupos de animales que conocemos hoy. «Fue una sorpresa muy emocionante y agradable», afirma Danielle DeLeo, bióloga de las profundidades marinas de la Universidad Internacional de Florida (Estados Unidos) y autora principal del estudio.

«La bioluminiscencia, y la señalización luminosa en general, podría ser una de las formas de comunicación más antiguas de las que tenemos constancia, que no era lo que esperábamos en un principio».

En otras palabras, los mares y océanos del mundo suelen ser lugares oscuros. Pero casi desde que existen animales complejos, también ha habido luces parpadeando en la oscuridad.

Trampas, balizas y claxons

La bioluminiscencia es una reacción química de luz fría que requiere la presencia de luciferina, un compuesto que produce luz. Algunas formas de vida producen luciferina por sí mismas, mientras que otras la absorben de organismos simbióticos o la ingieren. Algunos animales incluso alojan cómodamente en su cuerpo bacterias o algas que contienen luciferina. Pero independientemente de cómo se obtenga la luciferina, ésta se combina después con un catalizador (comúnmente la luciferasa) para generar luminiscencia, y se emiten diferentes tonalidades dependiendo de cómo estén dispuestas las moléculas de luciferina.

Aunque la bioluminiscencia está presente en diversas formas de vida terrestre, el océano es, con diferencia, el lugar donde más fuegos artificiales biológicos se pueden encontrar: tres cuartas partes de los animales marinos son capaces de iluminarse de alguna manera, y su creatividad casi no tiene límites.

«Es tan diverso y variable», afirma DeLeo. En algunos casos, la bioluminiscencia puede anunciar la búsqueda de una pareja. Los depredadores con estómagos ruidosos pueden utilizar el proceso para cegar y aturdir a su cena, o atraer a una presa crédula hacia sus fauces, o actuar como reflector para espiar un tentempié nadando.

La bioluminiscencia también se utiliza con fines defensivos, como el camuflaje (por ejemplo, haciendo brillar el vientre de un animal para que se confunda con las olas iridiscentes de la superficie del mar) o como señuelo (desprendiendo una parte luminosa del cuerpo para distraer a un depredador voraz).

Algunos crustáceos de aguas profundas emplean incluso un método de protección extravagantemente gutural. «Tienen un vómito bioluminiscente que expulsan cuando se asustan», explica DeLeo.

Los octocorales también pueden brillar en la oscuridad. Aunque superficialmente se parecen a las colonias de pólipos pétreos que forman los arrecifes de coral que muchos conocen, estos animales serpenteantes tienen una estructura blanda, además de algunas otras peculiaridades morfológicas.

Y la finalidad de su bioluminiscencia es objeto de debate. Aunque estos inmóviles habitantes de las profundidades a veces utilizan su luz para atraer a sabrosos invertebrados que complementen su dieta, brillan sobre todo cuando se les empuja, quizá para asustar a un depredador hambriento.

«Es lo que llamamos la hipótesis de la alarma antirrobo», explica Jon Copley, ecólogo marino de la Universidad de Southampton (Reino Unido) que no participó en el nuevo trabajo. «La bioluminiscencia se utiliza para causar conmoción, una que atraiga la atención de los depredadores potenciales del depredador».

Un tiempo brillante y antiguo

Dejando a un lado los debates sobre su finalidad, DeLeo y sus colegas querían utilizar los octocorales para intentar algo ambicioso: encontrar el antepasado más antiguo que pudiera emitir bioluminiscencia.

Un reciente y detallado árbol evolutivo de octocorales que utiliza datos genéticos de casi 200 especies les dio esa oportunidad. En primer lugar, colocaron fósiles adicionales de octocorales con edades conocidas en ese árbol para esclarecer mejor cómo están relacionados los distintos linajes. También trazaron un mapa de las ramas del árbol que presentaban especies bioluminiscentes vivas. A continuación, utilizaron análisis estadísticos para calcular la probabilidad de que varios antepasados fueran bioluminiscentes.

Finalmente, el equipo rebobinó el reloj 540 millones de años, hasta la época del antepasado común de los octocorales, una criatura que casi con toda seguridad era capaz de autoiluminarse.

«Pensábamos que era muy probable que la edad del antepasado común más reciente fuera de cientos de millones de años. ¡Lo que no esperábamos es que fueran tantos!», explica DeLeo.

Que la bioluminiscencia pueda remontarse a la Explosión Cámbrica es un hallazgo elegante. «Es el momento en que supimos que los ojos estaban despegando», dice Copley, refiriéndose a los animales que desarrollaron la capacidad de detectar la luz. Tiene sentido que la bioluminiscencia surgiera en la misma época. «No creo que sea una coincidencia en absoluto».

Pero ese resplandor primigenio probablemente no se utilizó con el propósito actual de alarma antirrobo. «Creemos que esta producción de luz era más bien un subproducto secundario», dice DeLeo, un brillo inadvertido desencadenado por otra reacción bioquímica. Pero con el tiempo, las reacciones bioluminiscentes «se mantuvieron porque empezaron a cumplir esta función realmente importante de comunicación, o señalización luminosa».

Es posible que los orígenes de la bioluminiscencia se remonten incluso más atrás que el Cámbrico. Tal vez, debido a la escasez de fósiles anteriores a este periodo, los científicos nunca lleguen a averiguar de forma concluyente cuándo apareció por primera vez esta luz submarina de las estrellas. Pero gracias a esa ignición inicial, una cornucopia de formas de vida actuales puede iluminar su entorno, lo que brinda a los investigadores innumerables oportunidades de estudiar esta extraordinaria capacidad.

https://www.nationalgeographic.es/animales/2024/04/bioluminiscencia-primeros-animales-plantas-hongos

Carlota Rumbo Lesta (4ºA ESO)

Es probable que la vida extraterrestre sea púrpura: ¿por qué?

Los expertos creen que la Tierra primitiva albergaba bacterias púrpuras. Ahora el color podría ser una señal de mundos hospitalarios.

En su inspección constante del cosmos en busca de mundos potencialmente habitables, la comunidad científica lleva mucho tiempo buscando el color verde. Después de todo, el verde es el color fundamental de la vida en la Tierra. Pero, ¿y si la vida en planetas lejanos no fuera verde? ¿Y si fuera de color púrpura?

En un estudio publicado en abril en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, los científicos se afirman fijarse en las bacterias púrpuras: estos microorganismos de tonos violeta y magenta se encuentran en algunos de los entornos más extremos de nuestro planeta. Los investigadores recogieron y cultivaron muestras de las bacterias y midieron las longitudes de onda de la luz que reflejan. La idea es engrosar la base de datos de posibles señales de vida que los futuros astrónomos puedan buscar en otros mundos.

«Hay tal diversidad de vida», afirma Lisa Kaltenegger, coautora del estudio, astrónoma de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) y autora de un nuevo libro sobre mundos extraterrestres; «no deberíamos perdérnosla sólo porque da la casualidad de que no es verde».

¿Por qué morado?

Mucho antes de que tuviéramos los bosques verdes y las floraciones de algas verdes brillantes que colorean nuestro mundo hoy en día, la Tierra era un lugar difícil para vivir. Tenía poco oxígeno. Las temperaturas eran extremas.

Pero estas duras condiciones son también las que permiten prosperar a organismos como la bacteria púrpura.

En lugar de utilizar clorofila, el orgánulo verde que la mayoría de las plantas actuales utilizan para la fotosíntesis, las bacterias púrpuras utilizan bacterioclorofila y carotenoides, lo que les permite realizar la fotosíntesis en entornos con poca luz y poco oxígeno.

«Así que uno incluso se puede imaginar otra Tierra en otro tiempo, anterior por ejemplo, tal vez podría ser púrpura si estos organismos fueran abundantes, porque tendría las condiciones para que realmente sobrevivieran y prosperaran», explica Ligia Fonseca Coelho, coautora del estudio y microbióloga de la Universidad de Cornell.

En otras palabras, los mundos púrpura podrían ser posibles.

De hecho, los científicos plantean la hipótesis de que la Tierra primitiva podría haber sido púrpura. En un estudio de 2018, los investigadores concluyeron que las arqueas púrpuras, otro tipo de microorganismo que utiliza una molécula llamada retinal para hacer la fotosíntesis, podrían haber dominado nuestro planeta antes de que se llenara de oxígeno. «Lo que hace este nuevo estudio es ampliar las formas de vida potenciales que podrían proporcionar una firma púrpura», dice Shiladitya DasSarma, bióloga molecular de la Universidad de Maryland (EE. UU.) y autora principal del artículo de 2018.

Ahora, los científicos detrás del artículo más reciente han añadido datos espectrales sobre 20 especies de bacterias púrpuras, recogidas de lugares como pantanos y lagos. Los investigadores midieron las longitudes de onda de la luz que reflejaban las bacterias y modelaron cómo se verían esos patrones en un planeta lejano.

El resultado es una colección de firmas luminosas que el equipo está incorporando a una base de datos. Según Kaltenegger, estos datos están a disposición del público y los científicos pueden utilizarlos para sus propios proyectos.

Señales de mundos habitables

Los astrónomos buscan vida en otros planetas utilizando marcadores denominados biofirmas. El color de la superficie de un planeta puede ser una de ellas. Para observarlo, los astrónomos utilizan una técnica llamada espectroscopia de luz reflejada.

Pero «este tipo de observación no puede realizarse con los tipos de telescopios de que disponemos hoy en día», afirma Edward Schwieterman, astrónomo de la Universidad de California (EE. UU.) que no participó en el estudio. Por ejemplo, el telescopio espacial James Webb sólo puede detectar biofirmas en la atmósfera de un exoplaneta, como si tiene oxígeno, metano u otros gases. No puede medir la luz reflejada de la superficie del planeta.

«La dificultad estriba en trasladar lo que estudiamos en el laboratorio a las mediciones astronómicas», afirma DasSarma.

Pero los investigadores esperan que el nuevo trabajo sirva de base para futuros proyectos como el Telescopio Muy Grande (VLT, por sus siglas en inglés) de Chile y el Observatorio de Mundos Habitables de la NASA, que pretenden captar imágenes que permitan obtener estas mediciones a nivel de superficie. Está previsto que estos observatorios entren en funcionamiento a finales de 2030.

«Esto nos empuja a asegurarnos de que esta futura misión tenga la capacidad de detectar las firmas», afirma Schwieterman, que también forma parte de un grupo de trabajo sobre bioseñales para el Observatorio de Mundos Habitables.

Biodiversidad extraterrestre

La comprensión de la vida púrpura en la Tierra también amplía lo que los científicos pueden considerar vida en otros lugares. Muchos planetas rocosos habitables giran alrededor de estrellas conocidas como soles rojos, versiones más pequeñas y tenues del sol amarillo de nuestro sistema solar. Los organismos púrpuras son capaces de utilizar los rayos de baja energía que emiten estos soles rojos.

«De hecho, son los tipos de estrellas más abundantes», explica Coelho. «Por eso el modelo púrpura también es importante, porque llena este vacío que existe para el tipo de vida que realmente podría prosperar en planetas alrededor de estas estrellas abundantes», dice.

Mientras tanto, los científicos de Cornell siguen ampliando su base de datos de colores y firmas, buscando otras formas de vida que puedan sobrevivir en diferentes condiciones extremas.

«Tenemos esta vida en la Tierra. Y si se piensa en ella como un enorme rompecabezas, estamos tratando de identificar los rompecabezas que tienen más probabilidades de existir alrededor de los planetas que podemos identificar», explica Kaltenegger.

«Toda la asombrosa biodiversidad que tenemos, tenemos que estudiarla para que nos dé herramientas para buscar vida en otros planetas», dice Coelho; «la biodiversidad es necesaria en astronomía».

https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2024/04/es-probable-que-la-vida-extraterrestre-sea-purpura-por-que

Daniel Buján Bravo (4ºB ESO)

Científicas africanas que se conjuran contra la lepra: “Es una enfermedad olvidada”

La dolencia, una de las 17 enfermedades tropicales desatendidas reconocidas por la OMS, sumó el año pasado 200.000 nuevos casos, pese a que es curable y difícil de transmitir. Investigadores reunidos en la ciudad holandesa de Eindhoven reclaman más fondos y voluntad política para erradicarla.

“Alguien de tu familia o tú debéis de haber hecho algo para que hayas sido castigado con la lepra”. Esta frase, o una muy similar, que irá seguida de la negativa del sanitario que la pronuncia a atender a un paciente con el mal de Hansen, sigue siendo una respuesta habitual en países como Níger. La investigadora y antropóloga nigerina Amina Alio se la ha escuchado a decenas de personas que contrajeron esta enfermedad, provocada por la bacteria Mycobacterium leprae, durante un estudio para averiguar las causas del estigma que sigue acompañando a esta dolencia, que solo el año pasado sumó 200.000 nuevos casos en todo el mundo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Y eso a pesar de que es muy curable y una de las enfermedades infecciosas menos contagiosas del mundo”, porque es preciso un contacto estrecho durante meses con una persona que no recibe medicamentos, afirma la científica. Más allá de la medicación eficaz, existe sobre todo la posibilidad real de erradicar la lepra, una de las 21 patologías que la OMS califica como “enfermedades tropicales desatendidas” (ETD).

Sin embargo, los científicos que como Alio se reunieron la semana pasada en la ciudad holandesa de Eindhoven, donde la Iniciativa de Investigación sobre la Lepra (LRI, por sus siglas en inglés) celebró un congreso mundial sobre esta afección, coinciden en que hacen falta fondos y voluntad política. “Hay dinero, por ejemplo, para la malaria y la tuberculosis, pero no para la lepra” que, si no se trata a tiempo, deja para el resto de la vida secuelas visibles y discapacidad —afecta a la piel y a los nervios periféricos—, explica la investigadora nigeriana Ngozi Murphy-Okpala. Pese a la falta de inversión y atención, ni Alio, ni Murphy-Okpala ni la tanzana Neema Bendera, que no quiere seguir viendo en su país a “gente mendigando sin dedos”, se rinden: son tres de las científicas africanas que se han conjurado contra la lepra. Acaban de presentar en Eindhoven los proyectos en los que trabajan para contribuir a su erradicación. Para ello, reciben fondos de la LRI u otras organizaciones como Fundación Anesvad, que a través de su programa La Beca de Todas financia a científicas africanas que investigan enfermedades tropicales desatendidas.

https://elpais.com/planeta-futuro/2024-04-27/cientificas-africanas-que-se-conjuran-contra-la-lepra-es-una-enfermedad-olvidada.html

Adrián Medín Gestal (4ºC ESO)

Pablo Álvarez, tercer español que viajará al espacio: «Con 4 o 5 años me decepcionó saber que sólo 12 personas habían pisado la Luna»

Asiste a su graduación en Colonia la ministra de Ciencia sucesora del ex astronauta Pedro Duque, Diana Morant: «Representa a una generación que ha sufrido demasiada pérdida de oportunidades

«Tenía unos 4 ó 5 años y estaba mirando a la luna en las montañas de mi pequeño pueblo en España y alguien me dijo que había habido gente que había caminado sobre la luna. Me decepcionó que sólo 12 personas hubieran caminado en la luna. Pensé que tenía que ser algo más común y ese fue el momento en el que realmente quise convertirme en astronauta», contó el ingeniero aeronáutico Pablo Álvarez (León, 1988), cumpliendo su sueño este lunes en el Centro Europeo de Astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Colonia (Alemania).

Tras un año de entrenamiento al máximo nivel, Álvarez se convierte en el tercer astronauta español de la historia que viajará en una misión al espacio tras el hispano-estadounidense Miguel López-Alegría y del ex ministro Pedro Duque.

Junto al español se graduaba también la astrónoma británica Rosemary Coogan, la ingeniera francesa Sophie Adenot; el ingeniero biomédico belga-luxemburgués Raphaël Liégeois, el suizo Marco Sieber, paracaidista de las Fuerzas Espaciales y médico, así como Katherine Bennell-Pegg, la primera mujer australiana de la historia en ponerse las alas pone las alas.

Álvarez reconoció durante la ceremonia que, con el tiempo, acabó abandonando su sueño de ir a la luna porque pensó que no era posible. Hasta que unas cuantas décadas después se topó con un anuncio de la ESA buscando nuevos astronautas: «El sueño volvió a mi cabeza. Era un tren que tenía que coger», señaló. Pidió una excedencia en la empresa Airbus, en la que trabajaba como ingeniero, y en abril de 2023 se mudó a Alemania para empezar a entrenar.

A la graduación Colonia asistió la ministra española de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, quien curiosamente sucede en el cargo a Pedro Duque. «El espacio se ha convertido en un espacio muy importante en el que hay que estar y España va a estar. Creo que Pablo representa una generación que ha sufrido demasiadas crisis, demasiada pérdida de oportunidades, y creo que esto también es un éxito de país el volver a generar oportunidades para nuestros jóvenes talentosos», afirmó la ministra.

Lo siguiente será ver al nuevo astronauta español viajar al espacio, pero eso será algo que, como pronto, ocurrirá a principios de 2026, pero no será a la luna, al menos de momento. Será un viaje de no más de seis meses a la Estación Espacial Internacional (EEI). Lo «más importante» de estas misiones «es el retorno científico», apuntó Álvarez, por la contribución que pudiera hacer para «encontrar la cura de alguna enfermedad o mejorar las condiciones de los que la sufren», ya que muchos de los experimentos en la Estación Espacial Internacional «van en esa dirección».

De todos modos, reconoció en una entrevista esta semana en El Mundo: «Estoy deseando ver a un astronauta europeo en la Luna. La ESA tiene tres asientos para las misiones Artemisa pero no está definido en cuál de ellas irá un europeo y qué astronauta europeo viajará».

Por supuesto, le encantaría ser uno de los elegidos: «Espero ser astronauta por lo menos durante los próximos 25 años y desde luego, voy a mantener vivo mi sueño de ir a la Luna».

Los cinco nuevos astronautas profesionales fueron seleccionados en 2022 entre 22.523 aspirantes, junto a una reserva de 12 compañeros, entre ellos otra española, Sara García, quien de momento seguirá con su trabajo habitual de biotecnóloga en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

«Es un día muy importante. Un momento muy histórico para vosotros los astronautas y para la ESA», dijo en la ceremonia el director general de la agencia, Josef Aschbacher.

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2024/04/22/66265633e4d4d8ab2a8b4575.html

Pelayo Seoane López (4ºA ESO)

Cada 80 años, esta estrella aparece en el cielo: pronto podrás verla

Durante una semana, entre hoy y septiembre, la rara nova recurrente T Coronae Borealis brillará lo suficiente como para convertirse en una nueva estrella.

Una nueva estrella está llegando al cielo nocturno del hemisferio norte. Podría aparecer en cuestión de días o podrían ser meses; los astrónomos no están seguros, a pesar de llevar casi 80 años esperando a que brille. Pero una vez que lo haga, brillará tanto que será visible a simple vista durante una semana.

Y después, tan rápido como apareció en el panorama celeste, desaparecerá.

La razón de esta llamativa aparición es T Coronae Borealis (o T CrB, abreviado), que es un raro fenómeno conocido como nova recurrente. Como su nombre indica, T CrB se encuentra en una constelación con forma de herradura llamada Corona Borealis, o Corona del Norte, a unos 3000 años-luz de la Tierra.

A diferencia de las novas clásicas, creadas cuando una estrella explota al final de su vida, las novas recurrentes, como su nombre indica, estallan con mucha más frecuencia, pero también están causadas por procesos estelares diferentes a los de una nova verdadera. En el caso de T Coronae Borealis, su última erupción se produjo en 1946. Sólo se conocen 10 de estas novas repetidoras en la Vía Láctea.

¿Qué provoca la erupción de este cuerpo cósmico?

La luz de T Coronae Borealis no es el resultado de la explosión de un único cuerpo cósmico, sino de una danza celeste entre dos estrellas moribundas que orbitan una alrededor de la otra. La mayor de las dos, una estrella gigante roja con una masa similar a la del Sol de nuestro sistema solar, está perdiendo material, como hidrógeno y helio. Parte de estos desechos caen sobre su compañera, una enana blanca que, a pesar de tener aproximadamente el tamaño de la Tierra, contiene un 40% más de materia que el Sol, lo que la hace increíblemente densa.

A medida que la enana blanca engulle los desechos de su compañera, su temperatura aumenta y aumenta y se hace aún más densa. Finalmente, cada 80 años aproximadamente, alcanza un punto crítico que desencadena una serie de potentes reacciones de fusión nuclear que la hacen estallar.

«Lo hemos estado siguiendo en todo el mundo y ha estado haciendo cosas divertidas», dice Sumner Starrfield, profesor de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) que ha estudiado el sistema estelar ampliamente a lo largo de su carrera. «Se hizo más brillante durante unos años y ahora se ha apagado un poco. Parece estar haciendo más o menos lo mismo que hizo justo antes de explotar en 1946, razón por la que de repente estamos muy interesados».

¿Cuándo será visible y cómo se ve?

No está claro cuándo se producirá exactamente la erupción. Según la NASA, podría producirse en cualquier momento entre ahora y septiembre, aunque Starrfield señala que se trata de una buena suposición, y que incluso podrían pasar años hasta que veamos la explosión en nuestros cielos. Pero cuando ocurra, será una oportunidad única para los observadores de estrellas.

«Su pico es muy rápido», explica Bradley Schaefer, profesor emérito de la Universidad Estatal de Luisiana (EE. UU.) y uno de los mayores expertos en T Coronae Borealis. «Es corto, permanece en su pico de brillo sólo unas horas y comienza a desvanecerse rápidamente y su brillo a simple vista desaparece en sólo una semana».

«Si no eres un entendido y sales a la calle mirando hacia arriba con ganas de a simple vista, sólo tienes un par de noches para hacerlo», añade Schaefer.

El equipo de Starrfield ha reservado tiempo en el telescopio espacial James Webb para observar la erupción y determinar exactamente cuánta masa se expulsa al espacio en el proceso.

Pero algunas de las observaciones más importantes de este raro fenómeno procederán de una red de astrónomos aficionados que utilizarán sus telescopios particulares. Los miembros de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO) y del Astronomer’s Telegram han estado vigilando de cerca a T CrB. En los últimos años, se ha subido un nuevo punto de datos a un concentrador central, por término medio, una vez cada 10 minutos, lo que supone un flujo constante de actualizaciones sobre el brillo del sistema. No cabe duda de que uno de estos aficionados se jactará de ser el primero en detectar la erupción.

«La razón por la que mucha gente lo observa es que a la gente le gustan las cosas que explotan», afirma Brian Kloppenberg, Director Ejecutivo de la AAVSO; «muchos astrónomos aficionados tienen un fuerte impulso por ser la persona que descubre algo o ve el primer evento».

Pero Schaefer tiene preparado su propio plan para el momento en que reciba la noticia, y está decidido a no perdérselo. Irónicamente, Leslie Peltier, el astrónomo que predijo la erupción de T CrB en 1946 se perdió el gran acontecimiento gracias a un inoportuno resfriado. Cuando se produzca la erupción, se prevé que T CrB brille tanto como la Estrella Polar, el punto más brillante de la famosa Osa Menor.

«Desde luego, voy a salir corriendo la primera vez que esté oscuro y despejado, porque quiero que mis observaciones contribuyan a esa curva de luz», dice Schaeffer. «Cuando te enteras de que T CrB está subiendo, no necesitas un telescopio, todo lo que tienes que hacer es salir a la calle en una noche oscura y despejada y mirar hacia arriba».

https://www.nationalgeographic.es/espacio/2024/04/t-coronae-borealis-estrella-visible-cada-80-anos-visible-2024

Daniel Buján Bravo (4ºB ESO)